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lunes, 2 de mayo de 2016

De la crianza con apego a la educación con apego

La maternidad ha cambiado mi manera de vivir mi profesión. Soy maestra, y la educación se ve desde otro punto de vista cuando se es padre. Quizás se centre más en el niño esta nueva visión de la misma. Considero que formo parte del "club de padres" "niñocentritas" que priorizan las necesidades de su retoño antes que las propias. Y me siento orgullosa de ello. 

Este "niñocentrismo" se ha extendido a mi trabajo, aunque ya estaba bastante presente en mi manera de dar clase. Ahora baso más los contactos diarios con mis alumnos en sus sentimientos y necesidades. En función de ello trabajo de una forma mucho más eficaz. Quizás sea debido al hecho de que ahora he decidido reducir mi jornada laboral para poder disfrutar de la crianza de mi hija, lo que conlleva que ya no soy tutora si no profesora de apoyo. Y la visión del aula desde los ojos del apoyo es mucho más rica. Ahora soy capaz de ver y ayudar a aquellos a los que antes no podía abarcar todo lo que yo quería y ellos necesitaban. Es un lujo ser dos en clase, ojalá todas las clases fueran así.

La crianza con apego se centra en las necesidades del niño y en la respuesta del adulto desde el cariño. ¿No debería ser eso la base de la educación en la escuela? Recuerdo una conversación con un profesor de Secundaria que se quejaba del "excesivo mimo" al que teníamos "sometidos" a nuestros alumnos en Primaria. Me pareció un argumento negativo y contraproducente. Desde el cariño y el amor se enseña a otro nivel. El profesor que toca el corazón del alumno, sabe llegar a él y logra hacerle descubrir los conocimientos que quiere aprender y de qué forma. El cariño proporciona autonomía, no la frena. Si les transmitimos confianza y seguridad, conseguimos los más altos objetivos que tengamos en nuestra profesión: que el alumno sepa lo que quiere, cómo lo quiere y, lo más importante, que luche por ello. ¿No es lo que queremos para nuestros hijos? Pues yo es lo que quiero para mis alumnos. Porque cariño nunca hay demasiado.

lunes, 28 de marzo de 2016

5 normas para visitar a un recién nacido


Muchas de mis amigas sin hijos (es decir, casi todas) me preguntan por cuándo y cómo visitar a un recién nacido. Antes de dar a luz no entendía por qué insistían tanto en la regulación de visitas; por ello ahora, desde la experiencia, recomiendo estas cinco normas. 
  1. En primer lugar, solo ir al hospital si lo piden los padres. Hay que preguntarles si sinceramente consideran oportuna tu visita. Yo recomiendo no acudir al hospital. Son unos días muy íntimos y delicados. El bebé acaba de llegar y se tiene que acostumbrar a un montón de elementos nuevos y a su familia; es aconsejable que salvo los padres y los abuelos, nadie esté con el recién nacido durante esos primeros momentos. Además, la madre acaba de pasar por un momento delicado y, normalmente, no se encuentra en condiciones de hacer más que atender a su bebé. Aunque también es cierto que cada madre es un mundo y en ocasiones son ellas mismas las que reclaman la presencia de sus amistades porque necesitan ayuda, compañía, apoyo, escucha. Si esto ocurre, hay que tener en cuenta los siguentes aspectos.
  2. Coger al bebé solo si lo ofrece la madre. E insisto: ofrecer, es decir, que sea ella la que invite a tomarlo en brazos, no el visitante el que pregunte.
  3. Procurar no llevar perfume ni pintalabios. Los bebés no están acostumbrados a los olores fuertes y menos a los artificales. Sus sentidos están empezando a acostumbrarse a la vida exterior y los olores que debe percibir son los de la piel de la gente que le quiere. Así mismo, si se pretende besar al bebé (algo que no se debería hacer y mucho menos en la cara) no se debe llevar pintalabios pues su piel es muy delicada y este producto contiene muchas sustancias químicas nocivas para su delicada piel. 
  4. Tiempo máximo por visita: veinte minutos. El tiempo de los primeros días es algo loco y los niños(y sus padres) tienen los horarios de sueño trastocados. Es importante no suponer otro condicionante más para ese alteramiento. La función del padre en estos momentos, como en todos, es muy importante. Él será el regulador de las visitas, el que avise a los realmente importantes (imprescindible hacer una lista antes del gran momento) y el que medirá el tiempo de las mismas. Es fundamental que no coincidan varias  y que estas se puedan alterar en funcion del estado de ánimo y cansancio de la madre y el bebé. Siempre se agradece recibir cariño, pero muchas veces no somos conscientes de proteger nuestro nido los primeros días hasta que está invadido. 
  5. Y por último, hay que preocuparse por la madre. Preguntarle por su estado, escucharla y no hacer en ningún momento referencia a su estado físico.  
Esto es todo, lo más importante es  respetar un momento tan especial de una familia que vive la magia de un nacimiento, compartiendo su alegría sin suponerles un problema. 

martes, 16 de febrero de 2016

Dentro de poco seremos cuatro. Papis novatos de nuevo

Dentro de poco seremos cuatro. Tres mujeres y nuestro chico, en marzo llegará Juliette. Y estoy bloqueada, confusa, distinta, pero sobre todo deseosa.

No es la primera vez que estoy embarazada, pero sí es la primera vez que estoy embarazada de ella, de mi segunda hija, de mi nuevo bebé. Y a veces se me olvida. Es increíble cómo con mi primer embarazo me pasaba el día observando el crecimiento de mi barriga, pensando en lo que sucedía en mi interior y ahora a veces me dé cuenta porque me cuesta ponerme las botas.

Pero hay algo que no cambia: mi amor por este pequeño ser que me patalea de continuo. Nunca creí volver a amar como amo a Amélie y, en cambio, desde que supe que una nueva semillita crecía en mi interior no he parado de amarla.

Pasan los días y no ceso de hacer listas (como buena virgo) con lo que tengo que hacer antes de su llegada. Las listas desfilan por mi mente y acaparan mis pensamientos. Quiero que todo esté perfecto, listo y preparado para su llegada. Pero ahora llega a mí una nueva emoción, siento que el día se acerca y estoy deseosa de que se acerque la cita más deseada, esa en la que la emoción indescriptible invade mi cuerpo y el amor más puro se hace real.

Ya tengo todo lo material preparado y estoy mucho más tranquila en algunos aspectos que sé que no me van a pillar de novata otra vez, pero sigo siéndolo en muchos otros. ¿Cómo voy a poder con todo? ¿Cómo lo llevará Amélie? ¿Y nosotros? ¿Cómo será? ¿Cómo voy a poder organizarme?  Y luego ha llegado la cruda realidad: hay que volver a dar a luz y me ha invadido un sentimiento de pereza-miedo... ¡inmenso! Me digo: "ahora que ya volvía todo a la tranquilidad (relativa) quién nos mandaría a nosotros volver a meternos en estos enredos... "¡pero es algo que deseamos por encima de todo!
Pienso que es el mejor regalo que le podemos dar a nuestra hija mayor, aunque ella al principio no lo entienda (esperemos que algún día sí).

Y con estas reflexiones de embarazada con comecocos continuaré hasta que llegue nuestra princesita pequeña.

martes, 2 de diciembre de 2014

La lactancia a partir de los seis meses y la alimentación complementaria

Llegaron los seis meses, el momento de la introducción de la AC (Alimentación Complementaria) después de seis meses de lactancia materna exclusiva. Y yo solo tenía algo en la mente: "ahora que ya parece que controlo la lactancia, vuelta a empezar..." Los cambios cuestan. Primero vinieron los cereales; que más tarde descubrí que no tienen por qué ser los comerciales, si no también sirve el "clásico" pan. Decidí dárselos con mi leche y, tras  un mes y medio de noches aterradoras enchufada al sacaleches para obtener una miseria, no me quedó más remedio que pasarme a la leche de fórmula para esos momentos. Lo intenté todo: ver fotos de la niña, tener prendas con su olor, diferentes posiciones...nada, no hacíamos buenas migas. Se los di con agua pero no le gustaban y acabé cediendo. Me consolé pensando que el resto de las tomas se las daba de mi leche. 

Luego llegó la fruta: ¡qué manera de escupir! Ahí no entraba ni el 10 % de la papilla. Me hinché a comer papillas sobrantes y descubrí lo que es frotar la ropa hasta dejarte los nudillos. Acabé optando por baberos de plástico con mangas.  Finalmente llegaron las verduras, la carne y el pescado. Eso no le disgustaba, pero le saciaban de tal manera que no volvía a tener hambre y quiso destetarse. Yo me asusté, hasta el primer año la leche (tanto materna como de fórmula) debe ser su alimento prioritario, así que escribí al Doctor Carlos González al consultorio de la revista Ser Padres, que me recomendó empezar con el Baby Led Weaning y nos fue genial. Se acabó el escupir la fruta (le gustaba entera y separadamente, no triturada y junta) y el rechazar la teta. 

Desde entonces hizo varias intentonas de destete en las que yo ofrecía más amenudo el pecho y de noche, que era cuando menos pegas me ponía y así no se reducía mi producción pues es cuando la prolactina (hormona que favorece la subida de la leche) está más alta. ¿Por qué insistí en no destetarla? Porque los beneficios son inmensos, porque seguía siendo antes del año, porque si se ponía mala era lo único que comía y, porque yo quería. 

No ha sido fácil, pero ha compensado. Ahora tiene 17 meses y mama cuando quiere o se acuerda. Ya no me preocupa, ya no ofrezco si no pide, pero me da pena. Hace ya un par de meses que al no reclamar tanto he podido dejar atrás los discos de lactancia y los sujetadores especiales. Eso sí que lo agradezco.

Ahora me siento orgullosa de lo que hemos vivido juntas. De haber sido fuertes y de haberlo conseguido. Estoy feliz de que el destete, cuando se produzca, sea sin lágrimas y cuando lo decidida ella. Feliz por tener una pareja que nos ha apoyado en todo momento. He echado en falta más información pero no para mí, si no para la gente que me rodea y que aún hoy sigue sin comprender mi afán por mantener la lactancia. La sociedad está falta de conocimiento de nuestro origen: no nos olvidemos que somos mamíferos.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Cómo preparar la llegada de un recién nacido. Qué tener. Qué regalar. (Parte 1)

Ya llegó, ya está aquí. Todos lo estábamos esperando y queremos colmarle de regalos pero, ¿Acertaré? ¿Tendrá de todo?, ¿Qué necesita?

En primer lugar, es útil que los padres elaboren una lista de lo que necesitan para facilitar la tarea a los amigos y familiares deseosos de complacerles. No se trata de "pedir", si no de "sugerir"; porque muchos van a preguntar ya que se sienten perdidos, porque no saben qué regalar, no conocen los gustos de los padres o porque no tienen hijos y no saben qué puede ser lo más apropiado y acertar con la elección.

Para los padres recién estrenados que no saben qué preparar o qué pedir; y para los amigos y familiares que no saben qué regalar, aquí va una lista orientativa (dividida en partes que no cabe todo en un solo post):

- Útiles necesarios: Para esto se pueden unir  varias personas de un mismo grupo de amistades o familiares para compartir gastos y hacer un regalo "más grande": 
  • Cuna. En primer lugar hay que preguntar a los progenitores si tienen, si quieren, de qué clase; si prefieren una cuna de colecho o si necesitan cuna (si han optado por el colecho no querrán cuna y será un bártulo más en el trastero). También es importante fijarse en los muebles de la habitación del bebé o la decoración de la casa en general para no ir en contra de los gustos familiares, o pedirles que ellos mismos la elijan.
* En este apartado se pueden añadir otros elementos relacionados con la cuna como un móvil, un proyector de estrellas, pijamas , juegos de sábanas de cuna, chichoneras, saquitos de dormir (toda la ropa de cama es aconsejable cogerla de algodón 100%, biológico y con tintes naturales para cuidar al máximo la delicada piel del recién nacido), un humidificador (muy útil para los catarros), libros de lectura infantil o sobre el sueño de los niños (véase post: Libros para novatos:" Dormir sin lágrimas").
  • Bañera. Con este elemento hay que tener en cuenta el espacio del baño, la decoración del mismo, el estado de la espalda de los padres (hay bañeras con patas que evitan que estos se agachen) y las necesidades de los niños (existen unas bañeras en forma de tubo que son usadas para quitar los gases de los bebés).
* Aquí tenemos que añadir todos los útiles de baño: capas de baño, juguetes para el bebé, termómetro, reductores de bañera, hamacas de baño y cremas. Con estas últimas hay que tener especial cuidado puesto que al nacimiento no se sabe si el bebé va a tener la piel atópica (algo bastante frecuente hoy en día); es preferible elegir productos que sirvan también para este tipo de pieles: con composiciones naturales y sin parabenos.  
  •  Trona. Las más aconsejables son las evolutivas que se convierten en sillas o aquellas que se pueden transformar en pupitre. 
*Útiles culinarios. Es preferible evitar regalar biberones puesto que no se sabe si los van a usar (los bebés amamantados exclusivamente no utilizan el biberón en ningún momento) y los que toman leche de fórmula suelen tener sus preferencias con respecto a los biberones y las tetinas. Un buen regalo a un bebé amamantado y a su madre es un buen sacaleches. En cuanto a las vajillas, es preferible que no sean de plástico, aunque esto suponga una posible ruptura, puesto que suelen desprender la pigmentación de los dibujos e incluso pedazos de sí misma con el uso.

Algo muy útil es un robot de cocina infantil que cocine al vapor, preferiblemente de tamaño grande para que sirva para raciones de dos días. Para los amantes de los libros, un buen regalo es un libro de recetas infantiles, que será bueno tanto para los buenos comedores como para los que no lo son.

De momento, nos quedamos con estas sugerencias, seguiremos desgranando el mundo de los regalos en el siguiente post. Esperamos que os sirva de ayuda.

Aquí podéis adquirir algunos de estos regalos al mejor precio:

domingo, 21 de septiembre de 2014

¿Conciliación laboral?

No fui consciente de lo que significaba la conciliación laboral hasta que me reincorporé al trabajo. Y entonces me di cuenta de que quien hubiera inventado ese nombre no sabía  lo que significaba conciliar: armonizar dos o más ocupaciones. Pues esta conciliación no tiene nada de armonía. Si la liberación de la mujer fue el poder trabajar (además de otras tantas cosas) me río yo de la humanidad que tienen los que dirigen esa regulación. 

Porque la mujer, por mucho que insistan, no es igual que el hombre; y no lo quieran ver como algo negativo, porque no lo es. Las diferencias entre los hombres y las mujeres son muchas, pero se incrementan al convertirse en madres las féminas. Porque hay cosas que solo podemos hacer nosotras; como el amamantar (no conozco ningún hombre que lo haga) y es curioso que lo recomendable (por la Organización Mundial de la Salud) sea la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y la baja por maternidad sea de apenas cuatro. Por no hablar de nuestra recuperación y de la parte sentimental, que es diferente en cada una, pero en la que hay un sentimiento común: el desasosiego ante la separación.

Otra de las contradicciones de nuestra sociedad con respecto a la crianza (y esto atañe tanto a hombres como a mujeres) es que si queremos tener hijos es para criarlos, verlos crecer, disfrutar de ellos y que, gracias a ese contacto, los niños evoluciones y maduren con cariño y con presencia paterna y materna. Pero gracias a la inexistencia de ayudas sociales, los padres de hoy en día no pueden permitirse estar con sus hijos, que son criados por otros (abuelos o personas a las que, además, hay que pagar).

Pero, ¿por qué nuestro país no se fija en nuestros vecinos del Norte de Europa?, esos que siempre están a la cabeza de los baremos educativos y cuyo sistema educatito y social realmente vela por la conciliación ayudando a las familias con permisos, ayuda...TIEMPO.

Porque si algo he aprendido en estos meses es que el tiempo es oro, y no hay peor pobreza que esta en la que las horas del día pasan tan deprisa que tu hij@ crece sin poderlo observar. Por no hablar del tiempo que nos queda a nosotras... pero eso ya da para otro post.

martes, 24 de junio de 2014

DIY: Primer cumpleaños de Amélie. (Parte 1: decoración)

Llegó el gran día. Nuestro bebé se hizo mayor y había que celebrarlo por todo lo alto. Siempre he pecado de cursi y me han gustado las fiestas "a lo americano" con un tema y grandes decoraciones. Pero ni he nacido en América ni soy Paris Hilton (gracias a Dios) por lo que me decidí a hacerlo todo "made in casa". Y esto le añade un plus: el cariño con el que se elabora.

Como todavía es un bebé y deja que su mamá decida, opté por los colores rosa y blanco para toda la decoración. Empecé haciendo una guirnalda de banderines. En folios rosa claro recorté los banderines en forma triangular con unas tijeras de formas (entran tres por cada folio de A4) y en hojas verde claro dibujé las letras que luego recorté y pegué en los banderines. Le di un toque llamativo al poner el número uno en gomaeva de purpurina rosa fucsia, así como el puntito de la "i" y el hueco de la "a" (en forma de corazones). Hice los mismos banderines de colorines para la entrada de la casa. 



Después me dediqué a fabricar banderillas con palillos y washi tape (celo de colorines). Es lo más sencillo del mundo. Se pone washi tape doble rodeando el palillo y se corta un triángulo para dar forma de bandera. Los puse en los muffins salados.



Luego llegó lo más laborioso: las bolas de papel. Se realizan de la siguiente manera: Se cogen siete (o más) hojas de papel de seda del color elegido (yo elegí el rosa y el blanco) se pueden dejar enteros o cortarlos por la mitad, dependiendo del tamaño deseado. Se hace un abanico con todos juntos y se hace la forma recortando los extremos. Una vez hecho esto, se ata por la mitad con un lazo, cordón o alambre y se saca una a una las hojas dando la forma de pétalos de flor. De esta manera se realiza la mitad, si se ponen más hojas se puede conseguir más volumen y llegar a realizar una flor entera, pero yo preferí hacer dos mitades y pegarlas con silicona. Las colgué del techo con tanza y una chincheta. Mereció la pena el esfuerzo, fue lo que más gustó a Amélie de la decoración y ahora están en su habitación. 



Para acabar con la decoración, Manu hizo unos recordatorios del cumpleaños y lo pusimos en una cestita junto con los chupetes de Amélie. También hinchamos globos e hicimos una guirnalda con ellos. Para la mesa elegí un mantel rosa palo de la Baby shower de Amélie y unos platos y vasos color rosa fucsia que destacaran sobre el mantel junto con unas servilletas blancas dando el toque bebé final. Puse rosas rojas de la huerta del bisabuelo y hortensias artificiales al lado de la cesta de los recordatorios. 



Solo con ver la sonrisa de Amélie al verlo todo montado por la mañana mereció la pena el esfuerzo.

viernes, 30 de mayo de 2014

Crianza con apego - Animales versus humanos

La crianza con apego a mí me parece sensibilidad, compasión, empatía, cariño y, sobre todo: sentido común. Aparentemente todo esto son cualidades propias de los seres humanos y, en cambio, en muchas ocasiones, los animales nos superan en este aspecto dando constancia que lo que les pide el cuerpo, lo que la sabia naturaleza les otorga en su instinto, tiene mucho más sentido que lo que hacemos los seres humanos "racionales". Que yo sepa, el privilegio de disponer de razón para discurrir y hablar no nos arranca de cuajo un corazón que, en ocasiones, parece inexistente. 

Nunca veremos a una hembra orangután (pongo este ejemplo ya que los grandes simios son los más parecidos genéticamente a nosotros) rechazar coger a su cría en brazos ni dejarla llorar, porque directamente no la suelta. En cambio, nuestra "inteligencia superior" en ocasiones nos dice que hacer tal acto instintivo y maternal es malcriar a los nuestros.

Malcriar es "criar mal": es decir, no responder a las necesidades de nuestra cría, no darle de mamar cuando lo solicita, no darle protección y cariño cuando lo demanda. El hambre y la petición de afecto son necesidades biológicas, no caprichos, y, al parecer, no son solo propias de los seres humanos.

Nunca veremos a un animal desatender a su cría, porque supondría un final fatal. ¿Por qué lo hacemos nosotros? ¿El disponer de razón nos hace perder lo más importante? ¿Dónde quedó nuestro instinto en la evolución?

Nuestro bebé no llora por ponernos a prueba, por retarnos o por capricho, llora por necesidad; y nosotros, lo mínimo que podemos hacer es responder con cariño a la llamada de ese ser endeble. El amor no es capricho, el sentimiento y el instinto no pueden ser desatendidos. Parece increíble que en el siglo XXI tengamos que recordar a la sociedad que seguimos siendo mamíferos a los que la evolución no debería quitar los sentimientos.


domingo, 25 de mayo de 2014

Arte y lactancia


Este fin de semana fuimos al museo del Prado y allí Amélie y yo nos quedamos fascinadas ante el cuadro de "La vía láctea" de Rubens. Es una maravilla pictórica pero no me voy a centrar en esto. En primer lugar me llamó la atención la postura de la diosa Hera para dar de mamar, tan copiada por las madres de hoy y de siempre. Esta posición es errónea ya que el dedo colocado encima del pezón bloquea la leche de los canales superiores, impidiendo una buena circulación de la misma y pudiendo provocar problemas más graves. Es increíble hasta qué punto los iconos (sobre todo religiosos de la virgen María dando de mamar en la misma postura) han inculcado maneras de amamantar erróneas.

Pero además de esta, me sugirió otra reflexión...¿En qué momento de nuestra historia empezó a verse el  amamantamiento como algo impúdico? El hecho de que hoy en día la conexión más especial del mundo se vea (en ocasiones) como algo que hay que esconder, solo nos hace pensar que nuestra sociedad está enferma.

Pero quedémonos con la precisión de los trazos, la delicadeza de los detalles, la ternura de la mirada y la maravilla de poder compartir tan bonita visita con mi angelito particular.

jueves, 8 de mayo de 2014

Empieza la cuenta atrás... preparación del cumple de Amélie.

Hace un año por estas fechas tenía un súper-macro-bombo que no paraba de moverse haciéndome notar lo que en un futuro sería nuestra pequeña Amélie: una preciosa bebé-terremoto . Ahora nos queda algo más de un mes para que se cumpla el año y estoy loquita con los preparativos. La vida me ha dado un giro de 360º, ahora la disfruto al 200% y ¡hasta hago cupcakes! Nunca cosí, ni tejí, ni hice manualidades, ni repostería... ahora todo tiene sentido: es para ella. 

Quiero que para su cumple todo sea "made in casa" y, como Amélie y su papi me vieron las intenciones me regalaron el libro de "El rincón de Bea" para el día de la madre con muchísimas recetas súper sabrosas y con una pinta...¡excelente!


Así que me puse a leer y decidí empezar por unos cupcakes de vainilla adornados con una buttercream ya que parecían sencillitos.No quería encontrarme el día del cumpleaños de Amélie con una tarta pocha, unos cupcakes quemados y una cocina incendiada. Pedí ayuda a mi vecina (que es como mi hermanita pequeña, pero con unos conocimientos culinarios muy superiores a los míos) y nos pusimos manos a la obra. Yo estaba toda nerviosa, la verdad, pero el resultado, según nuestro catador profesional (Manu) es extraordinario.


Así que he quedado satisfecha. Ya os iré revelando los demás secretos de esta fiesta de cumple que me tiene tan atareada.

jueves, 1 de mayo de 2014

Baby-led weaning

Cuando parecía que lo tenía todo dominado con el pecho, llegó el momento de la AC (Alimentación Complementaria) y con ello una nueva locura: la lucha porque de verdad fuera complementaria. Hasta el año de edad la principal alimentación del bebé debe ser la leche (materna o no) y en mi caso se volvió a complicar. 

A Amélie le encanta comer, sobre todo lo que nos ve a nosotros en la mesa y empezó a rechazar el pecho para comer sus purés. Para mí era un nuevo suplicio intentar que antes de las comidas tomara el pecho. En vez de "ofrecer" parecía "obligar" y solo lo aceptaba de buena gana para dormir. Desesperada por la situación, escribí al maravilloso pediatra Carlos González (a través del consultorio de la revista "Ser Padres") que me recomendó que me iniciare en el Baby-led weaning (una alimentación complementaria a demanda). Es decir, le presentamos la comida sin triturar a su alcance, cortada de tal manera que se eviten atragantamientos y que se permita que ella misma la coja en su mano. De esta forma nuestra pequeña come lo que le gusta, diferenciando sabores, sin saciarse en exceso y pudiendo mantener la lactancia. 

Y funcionó. Al principio teníamos miedo a que se atragantara y observábamos su boca como quien espera al tren. Pero pronto aprendimos a confiar. Ella escupe aquello que es demasiado grande y "mastica" con sus encías y sus dos dientecillos los alimentos de manera sorprendente. 

De esta manera distingue los sabores, diferencia sus texturas, saborea, comparte con nosotros la comida en familia, desarrolla la masticación, practica su motricidad fina y mejora su coordinación ojo-mano-boca. ¡Son todo ventajas!

Eso sí, hay que tener cuidado con lo que se le da, ofrecerle agua, sentar al bebé erguido, comenzar con comidas fáciles de agarrar, preparar un babero de plástico con mangas y, sobre todo, dejarle disfrutar.

Nosotros le solemos dar así la merienda y la cena. Nunca hemos tenido ningún contratiempo. Ella disfruta, come y aprende; y nosotros con ella. 

Tenéis muchos vídeos explicativos en youtube y aquí os dejamos un enlace de interés: http://www.unamaternidaddiferente.com/p/baby-led-weaning.html


Gaëlle.

jueves, 27 de marzo de 2014

Nosotros dormimos en amor

No hay tema más tabú en la maternidad que el colecho. Es un punto de inflexión en cualquier conversación maternal que se precie: "¿Qué tal duerme tu niña? -Muy bien, con nosotros, en amor. -Uy qué malas costumbres, luego no va a saber dormir sola" Ese momento en el que todo el mundo se cree con derecho de juzgar lo que hagas en tu casa, tu habitación ¡tu cama!

Pues bien, nosotros empezamos a dormir con nuestra pequeña cuando se puso mala y tenía que dormir incorporada y ... nos gustó y a ella también. Y, lo más importante: descansamos más y mejor. Se acabaron los paseos a media noche para volverla a dormir, se acabó el levantarse a cada toma. No hay nada más bonito que dormir junto a las personas que más quieres y nosotros somos felices así. Hicimos un apaño y hemos convertido una cuna de IKEA en una cuna de colecho.

El colecho, esa palabra tan fea que define un acto tan bonito, tan natural, está recomendado para mantener la lactancia materna, conseguir un buen descanso, favorecer el apego materno-filial y paterno-filial y lograr que en un futuro nuestros hijos tengan un sueño tranquilo y feliz. 

¿Por qué tenemos que "enseñar" a nuestros bebés que llevan nueve meses en nuestro interior a dormir separados de nosotros cuando los adultos preferimos la compañía de quien nos ama? ¿Acaso nos gustaría más dormir rodeados de barrotes y como única compañía un muñeco de peluche y un intercomunicador? Son incoherencias de una sociedad moderna que se empeña en separar lo que la naturaleza une.

Pero eso sí, cada uno en su casa que haga lo que le funcione. ¡Cada uno manda en su cama!

Gaëlle.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Lactancia (2) Lo bonito y lo menos bonito

En el anterior post (http://sospapisnovatos.blogspot.com.es/2014/02/lactancia-1-mi-experiencia.html) mencioné el sufrimiento, por que lo hubo y lo hay (¡Nos ha salido el primer diente!), pero también mucha alegría. 

Al cabo de un mes tuve mi primera mastitis. Tenía revisión ginecológica y  le comenté a la doctora lo que me sucedía, a lo que me respondió que me diera agua caliente (algo que lógicamente no me sirvió de nada vista la envergadura del problema). Horas más tarde, ya con fiebre, acudí a urgencias donde me recetaron antibióticos y me dijeron lo siguiente: "Sácate la leche de la mama infectada y tírala" ¡Dios mío qué barbaridad!. Lo peor fue que le hice caso. De aquellas no tenía la información que ahora dispongo gracias a leer, consultar, preguntar...

Cuánto me he arrepentido de obedecer a aquel consejo. Desde entonces estoy "descompensada". No he recuperado el 100% de la producción de leche de ese pecho y todo por no usar el mejor sacaleches que existe: mi hija. Porque no, no se pasa la infección al bebé, al contario, él ayuda a que se cure.

Después de esa primera experiencia vino otra mastitis y el descubrimiento de un fenómeno llamado "perlas" que lo complicaron algo...

Pero nada que no se solucione con paciencia e insistencia. Lo más importante es escuchar la vocecita de madre recién estrenada que nos dices que eso es lo mejor, que nuestro angelito bien se merece ese esfuerzo.
Y la escuché, a pesar de los llantos a cada toma, a pesar de los controles de peso, a pesar de los consejos no deseados y de las miradas desaprobatorias...

Y hoy, casi nueve meses más tarde, mi nenina sigue pegada a su teta que la calma el hambre, la sed, los llantos, los dolores...

Ahora todo es más fácil, es un regalo. Por eso cuando me preguntan cuándo pretendo destetarla les digo: ¿Ahora? Ahora que no hace daño, que disfrutamos, que nos fundimos en un solo ser... ¿Ahora? No, gracias.

Gaëlle.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Lactancia (1): Mi experiencia

Llevo tiempo pensando que sería positivo compartir mi experiencia con la lactancia y, como intuyo que no va a ser corto, he decidido titularlo: "Lactancia(1)" previendo que habrá más. 

Pues bien, el 14 de junio del 2013, cuando nació Amélie, me acordé de mi matrona e insistí en ponerla al pecho de inmediato. A pesar que no tuve "contacto piel con piel" debido a complicaciones en el parto, parecía que mi niña venía hambrienta y se enganchó rápidamente. 

Yo me moría de la ilusión ¡iba a alimentar a mi hija! no cabía en mí de gozo. Embriagada por la sensación, la dejé media hora en cada pecho y en la siguiente toma me di cuenta de por qué la matrona me había insistido en no dejarla tanto tiempo...¡qué dolor! Ahí empezó mi experiencia con las cremas de lanolina y las pezoneras de silicona. Lo primero lo recomiendo, lo segundo no tanto. 

Son un arma de doble filo. Por un lado evitan el dolor producido por una maceración del pezón expuesto a un nivel de humedad y calor no experimentado anteriormente, pero hay bebés a los que no los gusta nada y otros que se acostumbran demasiado. Lo segundo fue el caso de mi hija y luego no me podía mover sin pezoneras. 

Más tarde vinieron las dudas: ¿Tendré suficiente leche? ¿Comerá lo suficiente? ¿Cuánto come? ¿Mi leche es "buena"? ¿Lo haré bien? Y aquí es donde las primerizas nos desmontamos y necesitamos un hombro fuerte en el que apoyarnos, una buena bibliografía y una gran convicción para seguir adelante. Porque lo que antes era lo natural, se ha puesto en duda muchos años y ahora, poco a poco, y con mucho empeño de quienes realmente saben (las madres que amamantan) todo está volviendo a su cauce.

Yo tuve y tengo el privilegio de contar con el mayor de los apoyos: Manu; que desde el principio apoyó mi decisión por encima de todo. Tampoco fue fácil para él pues me vio sufrir en alguna ocasión y le costó. Pero por encima de todo fue comprensivo, comprensión necesaria en momentos de duda y de consejos no demandados. Nunca le estaré lo bastante agradecida.

¿Y vosotras? ¿Dais o habéis dado de mamar? ¿Cuál es vuestra experiencia?

Gaëlle.
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